ECOS DE LA SOMBRA II

El universo es mi poema, se rinde a mis pies como una virgen a mis caderas. La palabra no duerme, la palabra ha existido siempre, desde el hombre de las cavernas que la convirtió en símbolos para amar y vivir. Tú eres solo el vestigio, un segundo de su armonía grandiosa, tú la transitas como un ciego que la devuelve a la punta de la lengua resguardada por el ejército de los dedos. Tú ocultas tu rostro mancillado por legiones cansinas, siempre serás la muerte sin la palabra sabia. Tú necesitas de mi estrofa para soplar un momento de creación... porque tú no creas, tú intentas crear, naciste muerte y seguirás muerte. Grande soy que me mofo de tu existencia, mojo tus portales con los rocíos de todas mis mañanas. Tú no entiendes de mañanas, ni de luces, ni de tardes claras, tú no entiendes de mi pasión por dibujar un cuerpo y desnudarlo en un poema de fuego. Es mi arte de mansedumbre, mis musas son eternas, duermen en mis costados, aman mis labios y se roban del mundo los mejores sabores para dejarlos en mi boca. ¿ Podrás acaso con ellas ? Dudo que tu lanza llegue a sus pechos, dudo que tus conjuros alcancen sus pieles de veranos. Borra los pergaminos escritos con tu sangre, sangre de mortales hurtada por tus ejércitos penosos de fantasmas sin poderes para aplacar el amor. ¿ Amor ? Disculpa mi discurso, sé que de amor nada conocen tus pasos perdidos, escucha mi canto de amaneceres, inclínate sin procurar un susurro.... Delante de mi: ¡ Yo soy el poema !