15/4/09

ECOS DE LAS SOMBRAS I


Acepto la resurrección, la vida en otro espacio, vengo con los mismos dientes, las mismas garras con las que descendí en busca de tu rostro. Dios será nuestro aliado, el refugio del verbo locuaz, el vestigio de lo oscuro opacando la luz escasa de las mañanas frías. Nosotros: ángeles del destino cabalgando la indeferencia de un poema. Tu Dios es mi Dios, somos carne de la misma costilla, polvo del mismo polvo, sangre de la misma sangre... La duda,¿Quién la señala ? Somos abismos, surcamos estrellas y tocamos la frente de los ángeles negros. Tu y yo, dueños del vacío, vigilados por Dios desde los muros de una ciudad prohibida. Bienaventurados los caídos en la oscura batalla de los tiempos angostos y tristes: de ellos será la parte final del reino de cielos. Acepto tu nombramiento, yo, embajador de la poesía, de la pluma que amanece para consolidar tu ceguera, renombro tu temblor sobre la hoja blanca, tu, caballero fugaz, busca en mi pluma la semejanza de tu pluma, desborda las soledades con herrumbes carcomidas a las orillas del mar muerto. Sin embargo vives, alta tu frente que no muestras, de huesos surcas los rincones de la piel, y espero tu palabra, tu señal diferente de sílabas con alas, tu sabiduría de ser tu mismo el Dios de tus instantes, de tus señalamientos de fuerza. Sucumbo a estos momentos mientras la carne lava las heridas del tormento, es bella mi mordida en el cuello de las vírgenes sepultadas en los desiertos de la mente. ¡Oh!... triste angustia desterrada y feliz ausencia de la cordura, escucha mi canto de górgolas y sirenas, traspasa los centros inevitables de las esfinges y reza por llegar a la puerta donde se deshacen los acertijos. La muerte es tu cara, tus ojos grises, tus manos por donde naufragan los iceberg derretidos, dominas el deshielo de la razón, tus actos se confunden con los actos de los ancestros sagrados, tu infamia es la verdad señalando las hogueras de los silencios. Estás presente en mi estrofa de viento espiritual, columpias un pensamiento en las ramas del roble de los demonios, trazas el límite del ser o no ser vagando profecías. ¿ Me desconoces ? Tantas veces he profanado tu imperio, me he burlado de tu espalda sin vértebras de carne, soy el rey de la hermandad poderosa, reviento los oídos que no escuchan con mi cuerno de generaciones victoriosas. Soy mi rey, velo por mi pecado desde la sima escurridiza de mis ojos, mi corona es de espuma, mi cetro de sal y tierra, mi asiento de fuego eterno. Apartaos los bufones de la risa, prefiero el encierro de mis palabras, la longevidad ausente de mi prosa felina, el descaro de mi lengua, la rabia de mi incongruencia: Mi dominio persiste, así lo escribo. Si me buscas, no me busques en un mundo sin árboles, mi mundo tiene calles concurridas, esquinas visitadas, conciertos en las noches de los sábados, árboles coloreando todas las parcelas por donde corro y respiro. Mi mundo no te pertenece, tu dependes de la hecatombe, de las guerras y los lamentos, de los sufridos que han tomado el tren hacia tus encierro. ¿ Qué eres ? ¿ Solo eres muerte ? Pobre diabla, putrefacta dama que no conoce el delirio,´ serpiente arrojada de los cielos como restos a cerdos hambrientos. Cristo pisó tu cabeza babosa, y los querubines escupieron en tus ojos los bordes de los espejos. Ja,ja,ja... nadie eres, tu templo es solo muerte y cadáver, tu poder es de luna llena... Necesitas del sol para vivir, yo no... ¡ Yo soy el sol ! La esperanza es mi luz desafiando tu imperio, he levantado la cruz de las miserias y he puesto sobre la mesa mis puñales despiertos. Ven con tus cirios derretidos a poner orden en mi orden, yo alejaré la duda de mis venas, abriré un camino de esponjas donde se absorban las lágrimas por ti derramadas. Decir adiós, plagando la locura, enraizando el desconsuelo, bajar los párpados cansados en el desvelo de la oscuridad que grita tu nombre. ¿ Tu nombre ? Acaso me has invitado a saber, solo se que muerte señalas en tu pecho, como una medalla ganada sin batallas, solo el esfuerzo es capaz de nombrarte el día que abra mi puerta para que pasen tus misterios. Aquí continua mi camino ya empezado hace siglos, mi palabra no mortifica ,mi palabra vivifica las almas, las alegra y las mantiene despiertas. Mi palabra nace en el libro de mi historia viva, con ella brindo mi aplauso sin beber de la copa de otros Dioses. Yo cargo con mi copa ,con mis páginas manchadas de pensamientos míos, visito a otros Dioses del verbo sin tomar la letra que los identifica. Yo soy el asta donde ondea la bandera del poeta de las sombras, yo soy la gruta de la esperanza y tu la salida insuficiente. Escasa es tu caminata hacia los espejismos, te inviertes sin llegar a mis señales y mis signos míos, tú, arabesco que cuelgo en mi espalda, dependes del poema nacido en mis neuronas, bebes de mis arroyos sin mirar al otro lado donde te miro. Cierra tu ciclo ,huye de los ángeles blancos y desaparece sin contar las nubes... ¿ Acaso conoces las nubes tu que jamás miras arriba donde no eres bienvenido ? Tuviste tu tiempo ,ahora esperas por los mortales, por sus desesperados tormentos para alimentar tu alma mísera. Tu Dios, es el Dios de los gusanos ,del polvo derretido del infierno, tu Dios no tiene alma, es pesadumbre, dolor tardío, carne desechable con la que mi Dios alimenta a los lobos del verbo. ¿ El lobo ?... preguntas y te encoges ,bajas la cabeza... ¿ Es que aún no has escuchado mi aullido ? Te he visto en muchos campos con diferentes caras, todas sin letras tardías, te he tocado en mis pupilas, he derramado sobre ti muchas angustias. Tu existes sin el hombre, tu eres tu sin nadie para tus hombros, tu siempre has existido sobornando el aliento, tu revientas al tiempo, pasas indetenible, tu eres el tiempo. Naces y no mueres: ¿ porque culpar a los hombres de tu existencia ? Tu eres primero que el hombre en la historia del hombre, de tu corteza ensangrentada esta forrada la Biblia tu eres principio y final, historia y memoria. Mi hambre es de vivir, de escribir, de pensar en ti desde el destierro, de anunciarte mi voluntad de borrar las letras de tu nombre sin nombre, mi hambre es de arena, sí de arena, de insectos y de hormigas, de cenizas y modorras, de espasmos salientes, de rezos y profundidades. Pero solo la saciaré cuando yo la disponga, no cuando se te antoje. Bajaré la cabeza cuando toques mi esencia, yo vivo limitado a tu antojo, rebusco banalidades para sortear tu llegada... pero sin miedo a ti. Yo cabalgo sobre tu mirada gris, clamo en mi memoria como un anciano hasta lograr la perfección deseada de mi acto... Soy el equilibrista! No me asustan tus ráfagas de aplausos letales, ni el murmullo ensordecedor de las multitudes que inventaste, aún sobre la cuerda resbaladiza que has puesto bajo mis pies: Sigo avanzando, sigo viviendo.


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